martes, 15 de junio de 2010

Una historia, un hombre y un lugar.



Empecemos por donde se debe. Por el principio:

Entonces dijo Dios: Llénense las aguas de multitudes de seres vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas las aguas según su género, y toda ave según su género. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día.
Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno.

Podría ser un buen principio, sin duda, pero preferimos empezar por un principio mas de verdad y un poco mas reciente, concretamente a principios del siglo XIX en Inglaterra.

[Dramatización con fin documental]

16/5/1823

Royal Agricultural Journal:

Receta para conseguir sus propio estanque lleno de carpas:

Si usted quiere disfrutar este verano de un precioso estanque en el jardín de su casa de estilo neoclásico a las afueras de Londres (en los demás sitios la gente tenía la cabeza aún en otras cosas…)



Siga los siguientes pasos:

-Coja un buen puñado de hojas caídas de un árbol (preferentemente un roble, para que las carpas sean mas robustas), y después de dejarlas al sol durante tres horas aproximadamente, échelas en el estanque. Abra la compuerta que conecta el estanque con el río mas cercano durante al menos una semana. Después cierre la compuerta.

En este plazo, sus hojas se habrán convertido en unas preciosas carpas rojas…. ¿Adivina usted por qué? Gracias a la teoría de la generación espontánea.

Fdo: Mr. Needham.




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Para hacernos una idea de la mentalidad de algunos de los intelectuales en el siglo XIX (hemos de centrarnos en este siglo por ser el de Charles Darwin) podemos ver una receta que sería algo común en un semanario de jardinería de la época. ¿Parece increíble, no?

La historia se remonta al siglo 3 a.C. cuando un hombre llamado Aristóteles (si, el mismo griego famoso que dijo que las moscas tenían 4 pares de patas…) dijo que las ratas se formaban entre la ropa sucia de mujer, los gusanos se formaban a partir de la carne podrida, los mosquitos estaban hechos de barro, los pájaros eran hojas de árbol que habían caido en la tierra y los peces hojas de ese mismo árbol que caían en el agua.

Esto parecía bastante lógico en una sociedad que creía que las tormentas las producía un señor de barba cuando se enfadaba. El malvado y mujeriego Zeus, inventor de la modalidad olímpica de jabalina.

Pero ¿Qué hacía la gente que inventó la máquina de vapor y la explotación capitalista creyendo en esto? (bueno, la descripción es exagerada. Realmente ellos solo creían que la generación espontánea era válida para seres pequeños como moscas o gusanos, desmentida por Redi un tiempo antes).

El agua se había puesto al fuego. Era cuestión de que empezara a hervir.

-El hombre y el lugar:




El 12 de Febrero de 1809, en una pequeña aldea llamada Shrewsbury, una mujer acababa de dar a luz por tercera vez, y por vez primera a un varón. Le llamaron Charles en honor a un tío fallecido y Robert en honor al padre. El origen de su apellido, Darwin, se perdía en la noche de los tiempos.

El pequeño Charles fue un niño feliz, ocioso, querido, y no podemos ni debemos obviarlo, holgazán. Vago y holgazán.

Coleccionaba escarabajos, robaba fruta a sus vecinos, se peleaba con sus amigos y daba tumbos por la campiña, cazando, a caballo o caminando, con tal de no tener que estudiar.

Huérfano de madre desde los ocho años. Las palabras mas famosas que dijo el Doctor Darwin (su padre) y que pasarían a la historia son: “Lo único que te interesa es la caza, los perros y cazar ratas, y vas a ser una desgracia para ti y para toda tu familia”

Comenzó estudios de medicina y los dejo porque no soportaba ver la brutalidad médica de aquellos tiempos. Su padre lo mando a Cambridge a estudiar para ser clérigo (para ser cura, hablando claro), y allí se interesó por la “Historia Natural”.

En 1831, recomendado por un profesor y por su tío (un millonario burgués que tenía una fábrica de ladrillos y porcelana), se embarcó en el bergantín de la Armada Inglesa “HMS Beagle”, cuya misión era cartografiar las costas de Sudamérica, en calidad de naturalista.

Su capitán, J. FitzRoy (leer el libro “Darwin contra FitzRoy, para mas detalles) era un científico innovador, partidario del uso del barómetro (algo raro en aquella época), gran matemático y un hombre muy trabajador y organizado. Y por supuesto, íntegro, decente, y creyente palabra por palabra y letra por letra en las Santas Escrituras, como Darwin.

Discusiones acerca de cuanto mediría el Arca de Noé (en pies o en millas, dependería), que día exacto habría creado Dios el mundo, o cuantos ángeles caben en un galón eran discusiones comunes a la hora de la cena entre Darwin y FitzRoy en la cámara de este último.

Debido a los mareos que sufría en el mar, Darwin hizo multitud de viajes por tierra recorriéndose toda la Pampa argentina, Tierra de Fuego y demás. En una de estas excursiones, encontró cerca de la costa multitud de fósiles. FitzRoy sostenía que eran animales extintos porque no cupieron por la puerta del Arca y se ahogaron en el diluvio, lo que probaba empíricamente que lo que decía el Antiguo Testamento era cierto. Los indicios, la autobiografía de Darwin, y ciertas cartas, nos dan a entender que el jovencísimo Charles tenía otra idea en mente, pero aún no tenía claro que idea era esa.

Cuando el viaje terminó, cada uno de estos dos hombres se fue por su lado, y apenas volvieron a tener relación (FitzRoy se suicidó a los pocos años de casarse). Darwin se casó, se compró una casita en Kent y vivió toda su vida de rentas, por lo que nunca tuvo que trabajar a cambio de dinero. En el año 1859 publicó “El origen de las especies”, libro en el que explica su teoría acerca de la selección natural.

A pesar de lo que se cree, el libro no produjo una explosión que polarizara la sociedad y enfrentara a la gente de a pie, ni mucho menos.

La primera edición (unos 1500 ejemplares) se vendió el mismo día de su publicación. El conflicto estaba por comenzar.

Darwin publicó muchos mas libros, de muy diversos temas científicos y multitud de ensayos, pues se pasó toda su vida investigando en su casa de Kent, de la que apenas salió debido a su enfermedad (desconocida). “La fecundación de las orquídeas” y “Las plantas carnívoras” son solo dos ejemplos de libros que publicó, con experimentos metódicos, repetidos y contrastados hasta la saciedad, y plagados de explicaciones acerca del funcionamiento de los seres vivos, que serían confirmadas en el siglo posterior.

Esto es solo un resumen de la historia, el hombre y el lugar, que deberá únicamente ponernos en situación, para entender otras cosas que trataremos próximamente. Todos los datos han sido elaborados por “evoluciónamuerte”, consultando como fuente la autobiografía de Darwin (edición de Laetoli sin censurar) el libro “Darwin contra FitzRoy”, y “Diario de un naturalista alrededor del mundo” del propio Darwin.

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